Equinacea y inmunidad
El nombre Equinacea corresponde a un género de plantas herbáceas originarias de las regiones centrales de Estados Unidos. Los nativos americanos fueron los primeros en utilizar la equinácea con fines curativos. Por vía oral la aplicaban para el tratamiento de los resfriados, sarampión y gonorrea. Los colonizadores europeos aprendieron las propiedades de la equinácea de los indios y la incorporaron dentro de sus medicamentos habituales, de manera que en el siglo xix era la droga más ampliamente utilizada en Estados Unidos. En 1930 llegaron las primeras semillas a Europa, dónde realmente se han conducido la mayor parte de las investigaciones realizadas sobre su clínica y su farmacología.La droga la constituyen las raíces y las sumidades floridas de la planta. Sus principales componentes son polisacáridos heterogéneos y glucoproteínas, ácidos fenólicos libres, ésteres del ácido cafeíco, flavonoides, alcaloides pirrolizidínicos, poliínos e isobutilamidas.
La equinácea pertenece al grupo de los inmunomoduladores. Éstos se caracterizan por influir de formas muy diversas, cualitativa y cuantitativamente, sobre las células inmunocompetentes. A través de ellas, activan determinados mecanismos de protección frente a agentes extraños tales como virus, bacterias, etc.
En distintos ensayos clínicos se ha probado la eficacia inmunomoduladora y antiviral de la equinácea. Sin embargo, no existen evidencias de que su uso prolongado sea efectivo, probablemente sólo estimule el sistema defensivo a corto plazo. Asimismo, contribuye a reparar parcialmente los tejidos afectados por la infección, y actúa como una barrera contra organismos patógenos.
Actualmente su aplicación más común es en la profilaxis y tratamiento de afecciones de las vías respiratorias, desde el resfriado común hasta la gripe y otros procesos infecciosos del tracto respiratorio. Dado que muchos resfriados estan provocados por agentes de la familia de los coronavirus, es lógico especular con que esta droga pueda ayudar en la prevención y tratamiento de la COVID19, aunque no hay lógicamente todavía evidencias al respecto. Usualmente se suministra al primer inicio de los síntomas y se continúa por 7 a 14 días.Si se administra equinácea purpúrea al primer síntoma de las infecciones respiratorias, sobre todo de vías altas, se puede evitar la aparición de toda la sintomatología completa en el 60% de los casos, frente al 40% en el grupo de placebo
En los últimos años se han realizado varios estudios clínicos controlados doble ciego, especialmente en infecciones de las vías respiratorias altas. En todos estos estudios, los extractos de equinácea fueron más eficaces que el placebo en la disminución de la intensidad de los síntomas o el acortamiento de su duración.La mayoría de los expertos recomienda de 6 a 8 semanas como duración máxima de tratamiento.Aunque existe muy poca información toxicológica acerca de la equinácea, se considera que esta planta es segura cuando se administra según las dosis recomendadas.De todos modos, su uso está contraindicado durante el embarazo y la lactancia debido a la ausencia de datos que avalen su seguridad, y en las personas con hipersensibilidad a otras especies de la familia vegetal de las compuestas.En el caso de diabetes, la equinácea debe usarse con precaución debido a que puede inducir la aparición de una hipoglucemia.El uso de equinácea parece contraindicado en pacientes con enfermedades autoinmunitarias, como la esclerosis múltiple, el lupus o la artritis reumatoide, así como en tuberculosis o leucemia.Se desaconseja también su empleo en niños menores de 12 años.Puede provocar aumento de la secreción de saliva y tiene un sabor bastante desagradable, pero además de esto, no se han descrito reacciones adversas importantes a las dosis terapéuticas recomendadas.La interacción de la equinácea con otros medicamentos se basa en consideraciones puramente teóricas y no ha podido ser demostrada.